Salmo 32:1-2, 5, 11
De David. Poema. ¡Dichoso el que es perdonado de su culpa, y le queda cubierto su pecado! Dichoso el hombre a quien Yahveh no le cuenta el delito, y en cuyo espíritu no hay fraude. Mi
pecado te reconocí, y no oculté mi culpa; dije: «Me confesaré a Yahveh
de mis rebeldías.» Y tú absolviste mi culpa, perdonaste mi pecado. ¡Alegraos en Yahveh, oh justos, exultad, gritad de gozo, todos los de recto corazón!
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